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Dermatitis atópica
Objetivos de aprendizaje
Al final de este capítulo, los participantes podrán:
describir cómo contribuye la dermatitis atópica a la «marcha atópica» en pacientes con predisposición a la alergia
recordar la importancia de un diagnóstico precoz y preciso de la dermatitis atópica en lactantes y niños.
Dermatitis atópica
La dermatitis atópica es un tipo de eccema, una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que afecta hasta al 20 % de los niños y al 3 % de los adultos en todo el mundo.1
Existe la hipótesis de que los pacientes que desarrollan dermatitis atópica tienen una predisposición genética a una barrera cutánea defectuosa2 y que el daño adicional que infligen los factores ambientales puede aumentar el riesgo de penetración de alérgenos.3
La dermatitis atópica a menudo comienza en los primeros años de vida y puede ser la etapa inicial de la «marcha atópica» en algunos pacientes.1
La marcha atópica describe la manifestación gradual de otras enfermedades relacionadas con la alergia, como las alergia alimentarias, la rinitis alérgica y el asma en individuos atópicos.1, 4
Desencadenantes comunes de la dermatitis atópica
Los pacientes están genéticamente predispuestos a padecer la dermatitis atópica.
Esta se puede manifestar a través de mutaciones adquiridas en proteínas responsables del mantenimiento de la función de barrera cutánea.2, 5 Por ejemplo, se ha demostrado que las variantes de pérdida de función de la filagrina, una proteína que interviene en la diferenciación epidérmica y en la formación de la barrera cutánea, predisponen fuertemente a los pacientes a desarrollar dermatitis atópica.2, 5
Sin embargo, factores exógenos como las hormonas,6, 7 el clima8 y las infecciones 9 pueden desencadenar brotes o agravar aún más la enfermedad.
Otro factor desencadenante habitual es la alergia. Los alérgenos más comunes asociados a la dermatitis atópica son:
Síntomas clínicos y características de la dermatitis atópica
¿Qué dificultades puede encontrarse un médico de cabecera a la hora de diagnosticar a un paciente con dermatitis atópica?
¿Por qué es importante un diagnóstico correcto?
La dermatitis atópica es prevalente y es la afección inflamatoria cutánea más común en niños y a menudo se inicia al comienzo de la infancia; un diagnóstico incorrecto o erróneo de la dermatitis atópica puede dar lugar a dietas de eliminación innecesarias que pueden afectar de manera significativa al crecimiento y el desarrollo físico del niño.19
Para distinguir la dermatitis atópica de la dermatitis seborreica y otras afecciones de la piel que pueden asimilarse a la dermatitis atópica20 —esto es especialmente importante en los bebés en los que no es posible realizar una exploración física para discriminar entre la dermatitis atópica y la seborreica.
Los pacientes y sus tutores a menudo pueden experimentar una menor calidad de vida, mayores tensiones psicológicas y sociales21 que pueden mejorar con estrategias terapéuticas eficaces.
Los bebés con eccema tienen más probabilidades de desarrollar alergia alimentaria mediada por IgE que el resto de bebés22 — existe un estudio en curso en el que se está investigando si el tratamiento profiláctico en estos pacientes puede prevenir el desarrollo de alergias alimentarias.23
Un flujo de trabajo de diagnóstico para determinar los desencadenantes alérgicos en la dermatitis atópica15,24
El diagnóstico general de la dermatitis atópica requiere una historia clínica completa y una exploración física de todo el órgano cutáneo. En España, a menudo se diagnostica en atención primaria.
Se deben investigar los posibles desencadenantes que pueden agravar o hacer que la dermatitis atópica se manifieste si los antecedentes del paciente indican una sensibilización mediada por IgE.
Para apoyar el diagnóstico de la dermatitis atópica provocada por alergia se recomienda tanto el Prick test como la determinación de IgE específica en sangre. Sin embargo, las pruebas cutáneas están contraindicadas en pacientes con dermatitis atópica generalizada.
Debido al mayor riesgo de que los pacientes con dermatitis atópica desarrollen otras enfermedades atópicas, también se debe explorar a los pacientes para detectar una posible rinitis alérgica y asma.
¿Qué enfoque para el diagnóstico recomiendan los expertos para la dermatitis atópica?
Pruebas diagnósticas para la dermatitis atópica
Factores clave que el profesional de la salud debe tener en cuenta a la hora de tratar a pacientes con dermatitis atópica:
En pacientes con dermatitis atópica moderada a grave, la dermatitis atópica se asocia frecuentemente a alergia alimentaria.26
Por lo tanto, el Prick test y la determinación de IgE específica se pueden usar para determinar la sensibilización de los pacientes al alérgeno alimentario, pero la prueba definitiva “patrón de oro” para confirmar una alergia alimentaria es una prueba de provocación oral.27
Los pacientes con dermatitis atópica presentan a menudo niveles elevados de anticuerpos IgE totales y pueden mostrar polisensibilización a varios alérgenos.28
Esto dificulta la interpretación de las pruebas diagnósticas, ya que los pacientes suelen mostrar sensibilización a múltiples alérgenos que a menudo son irrelevantes desde el punto de vista clínico
El Prick test podrían no ser adecuado para pacientes con dermatitis atópica.
Los análisis de IgE específica en sangre son preferibles al Prick test en pacientes que padecen lesiones eccematosas graves y que utilizan medicamentos antihistamínicos orales en el momento de la prueba.25
¿Qué deberían tener en cuenta los médicos de atención primaria a la hora de seleccionar las pruebas de sensibilización al alérgeno para la dermatitis atópica y a la hora de interpretar los resultados?
Diagnóstico resuelto por componentes en la dermatitis atópica
Se ha estudiado el uso del diagnóstico resuelto por componentes dentro de los diagnósticos de la dermatitis atópica. Por ejemplo:
El componente Gal d 1 que se encuentra en las claras de huevo demostró ser el componente más revelador para diferenciar la sensibilización asintomática de la alergia al huevo en una población de niños con dermatitis atópica moderada a grave.29
El diagnóstico resuelto por componentes se utilizó junto con las historias médicas para seleccionar un tratamiento farmacológico personalizado para dos pacientes polisensibilizados con dermatitis atópica grave. Esto permitió reintroducir alimentos que se habían eliminado previamente de la dieta de los pacientes en un intento de controlar los síntomas.30
El componente Der p 11, un alérgeno que se encuentra en los ácaros del polvo, se identificó como un alérgeno destacado para los pacientes que padecen dermatitis atópica, pero solo como un alérgeno menor para los pacientes que padecen formas respiratorias de la alergia.31
Se deben tener en cuenta diversos factores al usar el diagnóstico resuelto por componentes en pacientes con dermatitis atópica. Por ejemplo:
La selección cuidadosa de los componentes es especialmente importante para los pacientes con dermatitis atópica—la polisensibilización puede dar lugar a varias pruebas positivas, lo que dificulta la interpretación de los resultados de las pruebas.
La sensibilización a un componente alergénico no sugiere de forma causal que el paciente sea alérgico a la fuente del componente; siempre se debe utilizar una historia clínica para interpretar esos resultados.32
Resumen
Los síntomas de la dermatitis atópica son comunes a muchas otras afecciones de la piel; El diagnóstico incorrecto de la dermatitis atópica puede llevar a una intervención inapropiada, por ejemplo: dietas de eliminación innecesarias que pueden tener un impacto perjudicial en el desarrollo del niño.
Las pruebas de IgE específica en sangre son preferibles al Prick test en pacientes que tienen lesiones eccematosas graves y están usando medicamentos orales antihistamínicos en el momento de la prueba.
Los pacientes con dermatitis atópica a menudo tienen niveles elevados de anticuerpos IgE totales y pueden exhibir polisensibilización a varios alérgenos, por lo que es esencial una interpretación cuidadosa.
Referencias
Nutten S. Ann Nutr Metab. 2015;66(suppl 1):8–16.
Palmer CAN et al. Nature Genetics. 2006;38(4):441–6.
Cork MJ et al. J Allergy Clin Immunol. 2006;118(1):3–21.